Ambulante
En la estación de Transmilenio, Salitre - El Greco , se subió, en la ruta B16, que va desde el portal El Dorado hasta el Terminal, en el norte de la ciudad, un hombre de traje, sin corbata, con escaso cabello entrecano, barba blanca de tres días y ojeras de no haber dormido en una semana entera. Dijo él, desde el centro del bus articulado: «Buenas noches, damas y caballeros. De antemano les ofrezco disculpas si los incomodo de alguna forma, pues no es mi intención hacerlo. Vengo a quitarles cinco minutos de su valioso tiempo. Soy bogotano, tengo 49 años. Trabajé durante 25 años en una empresa de jabones que seguramente recordarán por el comercial del oso de peluche que se mete bajo ducha, tararea una canción mientras se baña y luego queda muy limpio. Llegué en el 90 siendo operario de una máquina mezcladora de productos químicos y luego fui ascendiendo, con mucho esfuerzo, hasta llegar a ocupar uno de los cargos más importantes dentro de la compañía. Con mi esposa llevaba 15 años de