A la memoria de un héroe
Danny se levanta a las 4 de la mañana, se dirige a la cocina a preparar su desayuno, un pocillo de café y dos panes. Mientras el agua hierve, se mete bajo la ducha para darse un baño con agua fría. Sale a tiempo para apagarle al agua y adicionar una cucharada de café instantáneo, sale al patio, baja la ropa de la cuerda y se la pone en su cuarto. Antes de salir de su casa, pasa por el cuarto de su mamá, se despide, y ella, con la ternura y el cariño que sólo una madre puede tener, le hace la señal de la cruz y le da un beso en la mejilla. -Que le vaya bien papito -dice ella mientras se sienta en la cama y se pone sus chancletas- a medio día le llevo el almuercito donde don Luis. -Gracias viejita. María, la madre, con su pelo ya teñido de blanco y algunos kilos de más, se levanta para tender su cama, arreglarse, y ponerse a hacer empanadas para vender en la puerta de su casa. Sabe que tiene que preparar muchas, pues su clientela son los vecinos que salen todos los